¿Cómo reformular el modelo educativo para conseguir alcanzar el perfil de salida del alumnado?

Como continuación de los dos artículos anteriores publicados en este blog destinados a explicar de forma sintética nuestra metodología RIEDUSIS del camino de la transformación integral de una institución educativa, escribo este tercer post para presentar uno de sus pasos más importantes del proceso de cambio: reformular el modelo educativo del centro escolar o la universidad.

Necesitamos replantear el modelo educativo actual para asegurarnos de que obtendremos el perfil de salida que nos hemos planteado. Este es un punto de inflexión que marca la diferencia entre ir innovando sobre la marcha el proceso de enseñar y aprender existente o plantear su transformación a fondo.

Por supuesto que, de forma paralela a la decisión de reformular el modelo educativo, es muy aconsejable hacer un primer contraste respecto a cómo sale actualmente nuestro alumnado. No es imprescindible hacerlo ahora, se puede hacer más adelante; pero lo que está claro es que es una de las cosas más importantes a incorporar en nuestro proceso de cambio institucional y que puede ser una importante palanca o resorte para impulsar la transformación. En estos momentos, en Reimagine Education ya disponemos de una herramienta, construida conjuntamente con un prestigioso grupo de investigación nuniversitario, que lo permite hacer de forma ágil y económica..

¿Qué entendemos por modelo educativo?

Entendemos por modelo educativo “el conjunto de direcciones y enfoques pedagógicos que orientan la cultura y la acción de una institución educativa, con el fin de proveer al equipo docente de los elementos necesarios para diseñar e implementar los programas educativos”.

El modelo educativo tiene por objetivo dar coherencia y cohesión a la acción educativa de la institución en todas sus ofertas y actividades específicas y, por tanto, garantizar la consecución de su misión.

reformular modelo educativo

¿Qué documentos debe tener cualquier modelo educativo?

Las líneas educativas básicas (LEB) son las grandes líneas o estrategias generales de aprendizaje comunes en toda la institución educativa y que nos aseguran la coherencia de todas las acciones de cambio. Son la herramienta global y general de la institución para establecer un nuevo modelo educativo y conseguir, de esta forma, acercarnos a los rasgos y a los impactos que queremos conseguir. Las LEB son el fundamento de la transformación del proceso de enseñar y aprender, por lo que deben basarse en nuestro conocimiento, intuición, experiencia y evidencia científica.

Las opciones metodológicas (OM) son métodos pedagógicos concretos existentes y definidos que, en el marco de las LEB y orientados a los rasgos e impactos definidos en el perfil de salida, nos permiten concretar cómo trabajaremos de forma específica las líneas educativas básicas en el aula con el profesorado y el alumnado.

Las opciones de contenido (OC) son las decisiones respecto al currículum, en forma de criterios, que nos permiten el enfoque (más o menos globalizado) y la priorización y selección (amplitud y profundidad) para hacer del contenido la herramienta imprescindible que vehicula el aprendizaje y la educación de la persona.

Es importante tener en cuenta que un enfoque más o menos globalizado genera una identidad, un marco mental y una mirada del alumnado distintos a los de su entorno y el mundo. Por otra parte, el enfoque actualizado de las diversas disciplinas nos debe permitir alcanzar un aprendizaje más significativo y actualizado. Finalmente, la eliminación de repeticiones en el currículum, la nueva ordenación de contenidos y el descarte de elementos más residuales van a ser fundamentales para afrontar el cambio profundo, ya que necesitamos un currículum para la vida, no una vida para asimilar el currículum.

Finalmente, la definición del canal de relación y trabajo con nuestro alumnado y las opciones tecnológicas consecuentes también deben formar parte del nuevo modelo educativo. Además de las herramientas informáticas y digitales, entendemos por canal de relación en el marco de la comunidad educativa el canal presencial (coincidencia en el espacio físico y en el tiempo) y el canal online o virtual, que permite la coincidencia o no en el tiempo, pero no en el espacio físico.

La crisis que propició el coronavirus nos obligó a pasar de la presencialidad a la enseñanza remota de emergencia (ERM), y, de esta, a una nueva presencialidad híbrida y flexible que incorpora el canal en línea combinado con la presencialidad. Esta es ya una de las revoluciones más importantes del siglo XXI, y nos abre un sinfín de posibilidades y combinaciones que es imprescindible tener en cuenta en la reformulación y prototipado de nuestro proceso de cambio educativo.

reformular model educatiu

Objetivo: reformular el modelo educativo mediante un “diseño hacia atrás”

Hasta ahora, hemos implementado diseños de enseñar y aprender “hacia adelante”, es decir, siempre hemos partido de los recursos disponibles y las actividades que ya habíamos llevado a cabo para intentar conseguir resultados distintos. Ahora va a ser diferente: vamos a hacer lo que se denomina un diseño hacia atrás. Es decir, vamos a partir de los rasgos y los impactos del perfil de salida del alumnado y, yendo hacia atrás, vamos a ver cómo podemos reorganizar los recursos disponibles y replantear a fondo las actividades que implementaremos para conseguir unos resultados distintos que apunten a unos impactos vinculados al modelo de persona. Este es nuestro objetivo.

Antes de empezar a reformular a fondo el modelo educativo actual (o su ausencia) por otro nuevo, va a ser importante tomar consciencia, identificar y poner palabras al modelo educativo que tenemos en marcha. Este paso previo es muy importante, ya que, a menudo, no tenemos un documento claro y actualizado de las direcciones y enfoques pedagógicos mayoritarios actuales y puede que tengamos la información, pero dispersa, confusa o, simplemente, muy teórica y alejada de la realidad del aula. Incluso puede ser que pongamos más atención en algunas prácticas innovadoras pero minoritarias y poco representativas, o que tengamos muchas diferencias entre las distintas etapas de nuestro centro o facultades de nuestra universidad.

Por tanto, antes de empezar a formular las nuevas LEB, OM, OC y el canal de relación y la tecnología, aconsejamos escribir de forma sintética y consensuada lo que denominamos las líneas educativas básicas actuales, sobre la base de la realidad de lo que pasa mayoritariamente en nuestras aulas, para, a partir de ahí, identificar, compartir y redactar las LEB que soñamos tener para conseguir realmente un cambio integral en nuestro modelo de enseñar y aprender para llegar al perfil de salida que tenemos planteado.

Debemos educar para la vida, para el mundo que viven y van a vivir nuestros alumnos y nuestros hijos… no para el mundo que hemos vivido los profesores y los padres. Y esto requiere ir más allá de lo que se ha hecho siempre, o de lo que se ha hecho hasta ahora o, incluso, de lo que estamos haciendo ahora mismo. Es decir, requiere reformular a fondo el modelo educativo actual de nuestra institución. ¿Te acompañamos a hacerlo?

¿Cómo gestionar la energía y el tiempo para conseguir un futuro educativo diferente?

Personalmente, algo que me ha sorprendido siempre mucho del mundo educativo, especialmente de las escuelas, pero a menudo también de las universidades, es la dificultad de los equipos directivos (entendiendo este concepto de forma amplia) para destinar tiempo y energía del presente para preparar un futuro educativo diferente para los alumnos que vendrán.

Hay varios elementos que me gustaría destacar al respecto. En primer lugar, la tendencia a centrarlo todo en la acción y no reservar tiempo para la reflexión. Normalmente, los tiempos especialmente pensados para parar y reflexionar, leer el entorno y formular miradas hacia el futuro son muy escasos. La acción, y solo la acción constante, para resolver multitud de incidencias cotidianas, nos absorbe.

En segundo lugar, centrados en esta acción absorbente, damos al día a día toda la energía que tenemos… y más. Es decir, le destinamos el 125 o el 150 % de lo que somos y hacemos. Día tras día, año tras año. Seguramente hay momentos en los que pensamos que llegará una semana o un día en los que no tendremos incidencias o acciones por hacer y, entonces, por fin, podremos reflexionar sobre lo que es realmente importante y las cuestiones de fondo… Y ese momento no llega nunca, lo que genera un cansancio y una frustración considerables.

conseguir un futuro educativo diferente

¿Se puede salir de lo cotidiano y pensar en un futuro educativo diferente?

Creo que estos dos hechos de más arriba tienen mucho que ver con el encargo que los equipos directivos han interiorizado, en línea, seguramente, con lo que el sistema educativo les ha pedido: hacer que las cosas funcionen cotidianamente de la mejor manera posible y con las mínimas interrupciones y conflictos posibles. Y, esto, por supuesto, es importante. Pero, con este encargo, hoy, en un mundo en plena transformación y cambio, ya no hay suficiente.

Hay otro encargo tan importante como este: preparar un futuro educativo diferente para las generaciones de alumnos que todavía no se han incorporado a la escuela. O para los que se acaban de incorporar (por ejemplo, con 3 años) y que aún tienen 14 años de educación por delante. De hecho, un niño que se haya incorporado a la escuela con 3 años, saldrá en junio de 2038.

Se trata de dirigir, coordinar e impulsar con ambas manos: con una, aseguramos el día a día; con la otra, reservamos espacios, energía y tiempo para crear un futuro educativo diferente. Esta segunda mano también es nuestra responsabilidad y debe formar parte de nuestro encargo. Y tendremos que desarrollarlo con los recursos de los que disponemos (pidiendo siempre que nos den más) y con el tiempo que gestionamos. No digo que sea fácil, pero conozco a muchas directivas y directivos de la educación que lo hacen y avanzan hacia innovaciones y cambios trascendentales para los niños, niñas y jóvenes actuales y, sobre todo, para los que vendrán en el futuro.

futur educatiu diferent

Mi experiencia desde el punto de vista de Reimagine Education

Esto que explico, además, está presente en todos los países (cerca de 15) de Europa, América y África en los que colaboramos con instituciones educativas para impulsar este y otros cambios. Me atrevería a decir, pues, que es un hecho universal de la educación, que, junto con la gran inercia que también arrastra la organización educativa, dificulta el camino de la transformación y exige una gran dosis de convicción y liderazgo consciente por parte de los equipos directivos.

De hecho, los dos años que pude trabajar profesionalmente en el sector de la salud como gerente de un importante instituto de investigación dentro de uno de los mayores y más avanzados hospitales de Europa, me sorprendió el convencimiento y la práctica de los profesionales de la salud de reservar siempre una parte de su tiempo de hoy para investigar y formarse para poder curar más y mejor a los enfermos de mañana… Si no, me decían, la salud no avanzará. Y me mostraban indicadores de mejora en los cuidados y los resultados que seguían de forma permanente.

Y yo me pregunto: ¿Cómo puede ser que los profesionales de la educación no incorporemos esta mirada y marco mental de buscar un futuro educativo diferente para los alumnos que todavía no conocemos? No será porque la vida en un gran hospital no sea intensa y no falten tiempo y recursos como en la educación.

Y, entonces, ¿por qué será? Espero vuestras reflexiones sobre todas estas cuestiones en los comentarios.

Metodologías centradas en el desarrollo de habilidades personales para la vida del alumnado

Cada semana acostumbro a dedicar un poco de tiempo a leer las últimas publicaciones y estudios sobre temas directamente relacionados con la transformación educativa que impulso y desarrollo junto con decenas de instituciones educativas. Y, en los últimos días, he encontrado dos que me han llamado la atención y que hoy quiero resaltar, relacionados con las metodologías centradas en el desarrollo de habilidades personales para la vida del alumnado.

El primer estudio hace referencia a la investigación titulada “Métodos centrados en el estudiante. Sus efectos en las estrategias y los enfoques de aprendizaje de los universitarios” (1), de Laura Barboyon y Bernardo Gargallo, docentes de la Universidad de Valencia. Como ellos mismos explican “el objetivo de esta investigación fue valorar si la aplicación de métodos centrados en el aprendizaje provocaría mejorar en las estrategias y los enfoques de aprendizaje de los alumnos con respecto al grupo control, el cual recibió formación con un formato metodológico centrado en la enseñanza“. Se hizo uso de un diseño cuasiexperimental de cohortes con grupo de control no equivalente. Integraban la muestra 243 estudiantes de Pedagogía y Educación Social de esta universidad que cursaven una materia de 1.º curso.

La investigación es muy interesante, y su conclusión es clara: “Los resultados que se obtuvieron fueron positivos. Los estudiantes que recibieron intervención educativa con métodos centrados en el alumno mejoraron sus estrategias de aprendizaje e incrementaron el enfoque profundo de aprendizaje en comparación con sus compañeros que habían cursado la misma asignatura con métodos tradicionales”.

Soft Skills

¿Cómo favorecer el desarrollo de habilidades personales para la vida del alumnado?

La segunda investigación se titula Integrating self-regulated learning and individual differences in the prediction of university academic achievement across a three-year-long degree (2) y la coordinó Juan-Carlos Pérez-González, profesor de la UNED y vicedecano de su Facultad de Educación. El estudio consistía en evaluar una serie de variables psicológicas de estudiantes de la Universidad de Lleida al inicio de su titulación universitaria en Educación para, posteriormente, registrar su rendimiento académico medido a través de las calificaciones de asignaturas en los tres cursos de duración de la titulación.

Entre los principales hallazgos de la investigación destaca el hecho de que aproximadamente el 25 % del nivel de calificaciones estaba relacionado con variables psicológicas no intelectuales, también conocidas como no cognitivas o habilidades blandas (soft skills). “Confirmar que un cuarto del rendimiento académico en la universidad puede depender de habilidades blandas es un hallazgo relevante”, señala Pérez-González, “pues, según diversos investigadores, estas variables personales son más maleables y educables que las de carácter cognitivo como la inteligencia general o el razonamiento inductivo, variables que, en esta investigación, no mostraron apenas relación con el nivel de calificaciones logrado”.

desenvolupament dhabilitats personals per a la vida de l’alumnat

Necesidades urgentes en la transformación de la educación superior

Ambas investigaciones, y sus reflexiones y conclusiones, me parecen muy relevantes, y las hago coincidir en este post por dos razones fundamentales. En primer lugar, porque están centradas en la educación superior, lo cual me parece muy importante en este momento, y, en segundo lugar, porque abren camino en dos temas vitales para la transformación de la universidad en los que desde hace ya algunos años venimos insistiendo y que podemos sintetizar en estos dos puntos:

  • La urgencia de establecer perfiles de salida o egreso del alumnado universitario en los que se priorice el desarrollo humano relacionado con el autoconocimiento y lo que se denominan las habilidades para la vida.
  • La necesidad de que la educación superior evolucione hacia modelos educativos que, basándose en los nuevos perfiles humanos de salida, pongan verdaderamente al alumnado en el centro del proceso de aprendizaje y utilicen metodologías activas en las que sea este el verdadero protagonista.

Y, por supuesto, este tipo de evidencias nos pueden ayudar también a impulsar nuevas e innovadoras experiencias de aprendizaje en las etapas escolares de infantil, primaria y secundaria que eduquen y desarrollen a la persona y sus habilidades para la vida a lo largo de todos estos años, pues, como multitud de estudios científicos ponen de manifiesto, son un elemento fundamental para poder tener una vida plena.

 

BIBLIOGRAFÍA

(1) Barboyon Combey, L. y Gargallo López, B. (2021). “Métodos centrados en el estudiante. Sus efectos en las estrategias y los enfoques de aprendizaje de los universitarios”. En Teoría De La Educación. Revista Interuniversitaria, 34(1), 215–237. https://doi.org/10.14201/teri.25600

(2) Pérez-González, JC., Filella, G., Soldevila, A. et al. “Integrating self-regulated learning and individual differences in the prediction of university academic achievement across a three-year-long degree”. En Metacognition Learning (2022). https://doi.org/10.1007/s11409-022-09315-w

¿Cómo construir una nueva estrategia de transformación?

Como ya explicamos en un artículo anterior sobre la metodología RIEDUSIS, una vez establecida una buena teoría para el cambio que incorpore de dónde venimos y hacia dónde queremos ir como institución, que explique claramente por qué y para qué queremos ir más allá de lo que hemos hecho hasta ahora y que dibuje un primer esbozo del sueño que perseguimos como comunidad educativa con el perfil de salida del alumnado como base, estamos preparados para dar el siguiente paso: construir una nueva estrategia de transformación.

¿Cómo replantearnos nuestra estrategia de cambio y adaptarla al nuevo mundo que estamos viviendo?

Tenemos que ver este momento histórico, en el que el mundo avanza a trompicones que nos desmontan los marcos mentales anteriores y que nos obligan a responder de otra forma y adaptar nuestra actividad educativa y organización, como una oportunidad. Una oportunidad para replantearnos, también, nuestro mapa e itinerario de transformación y cambio.

Probablemente, en los últimos años, y especialmente antes de la crisis de la COVID-19, hemos avanzado a base de iniciativas de innovación distribuidas en toda la institución y que se abrían paso a la vez. Podemos denominar este conjunto de innovaciones ya implementadas, o en curso, como microexperiencias de innovación. Estas experiencias de innovación nos han exigido mucho esfuerzo y energía, y han significado, en sí mismas, un buen entrenamiento. Sin embargo, la sensación es ambivalente, ya que, por un lado, somos conscientes de que este conjunto de innovaciones, por sí solas, de forma acumulativa, no nos van a llevar a la transformación que necesitamos. Pero, por otro lado, si estamos donde estamos, es, en parte, por el aprendizaje y la flexibilidad que estas mismas microexperiencias nos han aportado.

Y, entonces, ¿cómo lo hacemos para seguir avanzando en la innovación y el cambio? Necesitamos una estrategia de cambio distinta.

estrategia de cambio

¿Qué herramientas necesitamos para construir una nueva estrategia de transformación?

Con la profundidad que queremos transformar el proceso de enseñar y aprender y el conjunto de la institución, va a ser imposible transformar de golpe y de forma simultánea toda nuestra institución en todos sus cursos o ciclos. Ahora que ya hemos visto el esfuerzo que conlleva implantar algunas innovaciones, nos damos cuenta de que no hay energía ni capacidad instalada suficientes en el interior de nuestra institución para hacer el cambio de una vez.

Nace así el concepto de implementar experiencias avanzadas de cambio en algunas partes de nuestra institución (en dos cursos, un ciclo o una etapa) o iniciativas transversales (IT) dirigidas a toda la institución educativa en lo que respecta a una innovación o aspecto o proyecto en concreto.

Podemos definir una experiencia avanzada de cambio (EAC) como un proyecto de transformación profunda e integral de uno o dos cursos (etapas o ciclos) en el que incorporamos todos los elementos de cambio con los que soñamos. Es una herramienta que nos permite transformar la institución por partes para que sea sostenible y podamos aprender haciendo. Una EAC se estructura mediante el diseño, el desarrollo y la producción de los elementos necesarios para que se pueda llevar a cabo, capitalizando todas las innovaciones que ya hemos implementado hasta ahora, pero buscando dar un salto importante.

Por otra parte, consideramos la iniciativa transversal (IT) como un proyecto de transformación profunda e integral longitudinal (de varios cursos o etapas o, incluso, de toda la institución) basada en la incorporación de una nueva actividad o experiencia en todos o en parte de los años y cursos. Esta nueva actividad o experiencia (por ejemplo, un replanteamiento profundo de la tutoría a todos los niveles o un proyecto lector coherente) se plantea de forma coordinada y tiene elementos tractores de cambios identificables y específicos.

Esta nueva forma de avanzar es lo que denominamos nueva estrategia de cambio, y es lo que nos permite afrontar la transformación de la institución educativa de forma distinta y más profunda, en un ciclo de reflexión-acción-evaluación-ampliación que explicaremos en futuros artículos en los que seguiremos contando los elementos básicos de nuestra metodología RIEDUSIS, y en los que también veremos que la evaluación de estas EAC o IT es una pieza fundamental.

construir una nova estratègia de transformació

¿Cómo debemos avanzar una vez planteada una nueva estrategia de transformación?

La piedra angular sobre la que descansa el proceso de transformación y cambio de nuestra institución es la participación de la comunidad educativa. Las transformaciones profundas requieren de la implicación de todos los miembros de la comunidad educativa en procesos participativos que generen inspiración y sueño. Se trata de implicar a docentes, estudiantes, familias y entorno en el tipo de institución educativa que queremos construir, entre todos y todas, en esta década. Es una forma muy hermosa de construir un sueño colectivo. El proceso de participación es, pues, una herramienta que nos permite generar nuevos horizontes compartidos de sueño e ilusión, que quizás la crisis de la COVID-19 que hemos atravesado ha diluido o hecho desaparecer.

Para ello, va a ser muy importante comunicar. Comunicar con todos los actores de la comunidad educativa, y comunicar con el conjunto de la sociedad y el territorio a los que pertenecemos. Nuestra comunicación debe cambiar (ya no se trata solamente de informar) y plantearse como una arma con gran capacidad de movilización y participación para construir lo que denominamos una coalición para el cambio. Se trata de crear un estado de opinión interna y externa favorable e implicada, a todos los niveles, que nos permita diseñar, desarrollar, producir e implementar iniciativas de cambio.

Hay que comunicar que nos movemos, que avanzamos en la transformación educativa, que vamos a ir más allá de lo que hemos hecho hasta ahora aprovechando todos los resortes y todas las posibilidades que tengamos, y que lo vamos a hacer todos juntos.

Y para ello vamos a necesitar un relato. Planteamos el relato como una herramienta de comunicación que explica de forma sencilla y convincente el desafío que representa el proceso de transformación educativa que planteamos. El relato es fundamental para motivar la capacidad como comunidad educativa de afrontar satisfactoriamente la transformación que queremos conseguir, y es la antesala de la implicación y el compromiso necesarios para superar el reto común.

El relato debe presentar las propuestas concretas para llevar a cabo la transformación con la que soñamos. El lenguaje del relato debe ser claro, directo y convincente para enamorar y movilizar hacia la acción. Normalmente se deduce y se redacta a partir de la teoría para el cambio e integra la nueva estrategia de transformación; es una herramienta potente que debemos construir.

La comunicación y el relato se convierten, de esta forma, en el marco general de un proceso de participación de la comunidad educativa que busca definir un sueño común, nuevo y distinto, de la educación que llevamos a cabo y ofrecemos en nuestra institución.

Soñar con una nueva educación, escolar o universitaria, es fundamental para transformar nuestra institución… y el mundo. ¿Te atreves?