¿Cómo evaluamos los procesos de transformación educativa que realizamos? (2)

En el marco de la metodología RIEDUSIS que ayuda a enfocar y llevar adelante la transformación integral de la institución educativa, distinguimos dos tipos básicos de evaluación.

Por una parte, la evaluación del perfil de salida del alumnado, que puede tener por objetivo conocer el perfil de egreso de nuestro estudiantado, esto es, cómo salen al acabar su período educativo en la institución educativa, o conocer el impacto que los dispositivos de innovación y cambio puestos en marcha han tenido en este perfil. Por ello llamamos genéricamente a este tipo de evaluación, EVALUACIÓN DE IMPACTO.

Esta es una evaluación muy importante para impulsar el cambio, ya que no tenemos un conocimiento claro (o casi ningún conocimiento, a parte de las notas académicas) del perfil humano de salida (o de lo que podemos denominar “soft skills” o competencias para la vida). Es decir, cómo son y se desempeñan en términos de valores, actitudes capacidades, habilidades y competencias.

Por otra parte, la puesta en marcha en aula de los dispositivos de innovación o experiencias avanzadas de cambio decididas y diseñadas por una institución educativa requiere también de una evaluación, de contrastar el diseño inicial con su ejecución real. Es lo que denominamos EVALUACIÓN DE PROCESO, que contrasta el diseño realizado con la efectiva implementación, identificando puntos fuertes y puntos débiles, así como posibles desviaciones, y proponiendo recomendaciones y propuestas específicas. 

Ambas evaluaciones son imprescindibles dentro de cualquier proceso de cambio educativo y se han de combinar en el tiempo, dentro del camino de la transformación, para tener información y contraste de los avances y resultados que vamos obteniendo. Entendemos la evaluación como la brújula que nos guía y proporciona de manera sistemática información para la toma de decisiones.

Para llevar a cabo ambos tipos de evaluaciones partimos de la hipótesis formulada por la institución (o le ayudamos a formalizarla), sus necesidades y objetivos y, mediante la acción combinada de un equipo interno de la institución y un equipo externo de consult coaches de reimagine education, utilizamos y combinamos métodos cuantitativos y cualitativos. 

El enfoque cuantitativo permite obtener medidas objetivas, mientras que los instrumentos de corte cualitativo pueden proporcionar una comprensión más profunda de las experiencias del estudiantado, profesorado, familias y entorno. Por ello, un enfoque mixto puede maximizar las ventajas de ambos, permitiéndonos una visión más profunda e integral de la innovación implementada o del impacto realizado en el perfil de salida del alumnado.

A modo de ilustración, los instrumentos cualitativos pueden ser: análisis de la documentación de la institución, focus group, entrevistas, observaciones, entre otros. Y, por su parte, las herramientas cuantitativas: encuestas, cuestionarios ya existentes o instrumentos específicos creados ad hoc para este tipo de evaluaciones.  Podemos contar con informantes clave como el alumnado, el profesorado, las familias, el equipo directivo, y las entidades del entorno o territorio. 

Las fases de realización que se consideran claves para todo tipo de evaluación son: planificación de la evaluación, ejecución y recogida de información, análisis de la información y elaboración del informe, devolución del informe, comunicación interna y propuesta de sugerencias y acciones de mejora. Aproximadamente, el tiempo de ejecución normal de cualquiera de ambas evaluaciones es de 3 meses, que, dependiendo de la agilidad y medida de la institución donde se efectúa, puede verse ampliada en algún mes más.

Seguiremos compartiendo más información y reflexión sobre la evaluación en un próximo post.

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